a imagen del Niño Jesús posee una historia material muy compleja.
En primer lugar por tratarse de una pieza antigua, pero sin dato alguno que lo
documente con precisión; incluso ignoramos si se trata verdaderamente de una efigie de Niño Jesús, o no. Pero una cuestión que no presenta dudas,
es que estamos ante una pieza de gran valor artístico.
Es de barro cocido; y por este motivo, y por los grafismos que presenta, es atribuible a Cristóbal Ramos, escultor del siglo XVIII
al que caracterizó el dominio de las técnicas de la terracotta y de las telas encoladas. Existen detalles morfológicos en la obra, perfectamente
compatibles con la producción del reconocido artista Sevillano.